El amor de Dios no se detiene

El amor de Dios es uno que nos creó y que puede reírse de nosotros para siempre. Cuando las personas escuchan hablar a los cristianos, deberían escuchar mucho sobre el amor de Dios. Deberías descubrir que este amor nunca se detendrá.

Desafortunadamente, el hombre actuó en contra de Dios, pero esto no le impidió mostrar siempre su amor. Los cristianos pueden mostrar o dejar claro a los demás este amor mostrado.

El amor de Dios es un grito para nosotros, un grito de alegría que nunca o nunca se perderá. A las personas se les da la oportunidad de escuchar el clamor de Dios y acercarse a Él.

A través de este clamor de Dios, los cristianos pueden ser nutridos en su fe y carácter. Este amor por y de Dios puede animar al cristiano a compartir su amor por el Creador con los demás.

Crezcamos por amor en todas las cosas (Efes. 4:15).

Cuando alguien se bautiza, debe seguir el consejo que el apóstol Pablo les dio a los cristianos de Éfeso. Los animó a tener

“la madurez de un hombre adulto” en sentido espiritual (Efes. 4:13).

Es como si les hubiera dicho “Sigan progresando”. Joven, está claro que amas mucho a Jehová. Pero ese amor puede seguir creciendo. ¿Cómo?

El apóstol Pablo mencionó una manera de hacerlo, y la encontramos en Filipenses 1:9. Pablo le pidió a Jehová que el amor de los filipenses fuera

“cada vez más abundante”.

Esto quiere decir que el amor que sentimos por Dios puede crecer. Pero tenemos que alimentarlo

“con conocimiento exacto y pleno discernimiento”.

Es decir, cuanto más conocemos a Jehová, más lo amamos y más nos gusta su personalidad y su forma de hacer las cosas. Sentimos más ganas de hacerlo feliz y por nada del mundo queremos decepcionarlo. Nos esforzamos por saber qué espera él de nosotros y buscamos la manera de hacerlo.

Leave a comment

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.